jueves, 15 de noviembre de 2007

BARRIO TRISTE, MUCHO QUE CONTAR

En el oscuro pavimento de las calles del sector del Corazón de Jesús, a tres cuadras de La Alpujarra, resaltan por su brillo las tuercas, arandelas y pequeños trozos metálicos que se incrustan allí, desprendidos de la principal actividad que se realiza en el sector: el trabajo mecánico, la gasolina, el aceite, la pintura.


Camuflados bajo las capas de grasa que cubren sus overoles, raídos de trabajo, decenas de hombres recorren o se estacionan en estas calles ofreciendo su fuerza bruta y brindándole alegría a un sector que, nadie sabe cuándo ni por qué, tomó el apelativo de Barrio Triste. No lo es... definitivamente. Al contrario, allí vive la alegría, el entusiasmo, los alias graciosos, los chistes que van de taller en taller, la disputa por los sentimientos deportivos, la broma al compañero, el tinto y el cigarrillo en el bar de la esquina.


Allí se dan cita soldadores, pintores, expertos eléctricos, engrasadores, vendedores de autopartes de segunda y lujos para carros, aserradores, montallantas, carperos, en una frenética actividad que no se detiene ni siquiera los domingos. Este barrio, para nada triste, ¡vive siempre!.

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